domingo, 7 de febrero de 2010

Corazón partío...revisitado


Debido a que la historia del franelerito conmovió a multitudes, y despertó un cierto dejo de desprecio por la protagonista; este espacio le brinda a la señorita en cuestión, derecho de réplica para que pueda brindar su versión de este romántico pasaje. Que la disfruten:

8:45 AM

¡Chintrolas! ¿Por qué no avanzan? Ya voy tarde y no me va a tocar lugar afuera de la oficina, y para acabarla los jueves siempre se llena super temprano. Pues ya que…

8:54 AM

Llego a la oficina y en efecto, ya todo estaba lleno. Volteo a los lados buscando un lugar donde estacionarme. El auto de atrás desesperado por mis movimientos lentos empieza a sonar el claxon. Volteaste y fuiste hacia mi auto ..

- Te iba a decir que acá te estaba apartando un lugar

- ¿En serio? No manches que lindo eres. ¡Gracias!

Me estaciono, bajo mis cosas y me doy cuenta que la oficina estaba cerrada. ¡Bien! …para eso venía echa la mocha . Decido ir a la tienda por un jugo y pienso que sería buena idea comprar algo para ti, como muestra de mi agradecimiento.

-Voy a la tienda ¿gustas algo?

- Ah pues te acompaño

Gran parte del trayecto nos fuimos en silencio. Me contaste que eras chofer de una ruta de camión y que algún día te gustaría llevarme a dar una vuelta en él. Sonreí.

De regreso, antes de meterme a la oficina, te atreviste a confesarme que tenías un regalo para mí pero que me lo darías hasta que saliera. Emocionada subí las escaleras pensando que hacía mucho tiempo que alguien no se tomaba la molestia de darme un detalle.

6:00 P.M.

Bajo las escaleras sin pensar en la sorpresa que me tenías preparada. Te veo esperándome en la puerta, tus movimientos delatan tu nerviosismo. Yo te sonrío y tú sólo atinas a decir:

- Ten, este es tu regalo

- ¿Era en serio? (no sabía qué decir o cómo actuar, tenía miedo que al abrirlo se me escapara algún gesto de descortesía) ¡Muchas gracias, no era necesario que te molestaras!

- ¡Ábrelo!

- (No quiero, pensaba mi cerebro) A ver…

El llavero perfumado en forma de corazón, el sacapuntas usado y el barniz de uñas seco, despertaron en mí un sentimiento de ternura que no comprendí.

Muchas gracias, en verdad…Me dirigí a la salida deseando que ya estuviera mi amigo esperándome para no sentirme comprometida a decirte algo. Subí a su carro y me desahogué. Él, como todo buen amigo, se burló de la situación. Tú, contemplando la escena, malinterpretaste las cosas.

Al día siguiente ya nada fue igual. Llegué como siempre a saludarte pero me ignoraste. Pensé que no me habías escuchado y que por eso no me contestaste, sin embargo al acercarme noté que hacías hasta lo imposible por no voltearme a ver. ¿Sería parte de tu estrategia?

- Señora, aquí le dejo mis llaves para que le den una lavadita

- Si, está bien. Ahorita le digo al muchacho.

Estando en mi lugar me acordé que el regalo estaba tirado en la parte de atrás y que al verlo pensarías lo poco que me había importado. Demasiado tarde.

Al salir me encontré con una serie de destrozos en mi auto que comprendí, habían sido producto de tu coraje. No te reclamé nada, al final son cosas materiales. Lo que no entendí fue lo que vino después:

- Ah y te iba a decir, ya no me busques más. Ya tengo una novia y me dijo que tenía que dejarte de hablar. Ya no me interesas.

Por segundos no supe qué decirte, si reírme, seguirle la corriente a tu juego o agüitarme.

- Ah, está bien. No te preocupes, así pasa. Sonreí por última vez.

Tal vez mis amigos no me den detallitos, ni me aparten lugares, ni me prometan paseos en camiones…pero sí te aseguro que ellos jamás me harán sentir tan mal como lo hiciste tú ese día.

El día de mañana vas a aprender que así es este juego. A veces ganas…a veces no.

GLR


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