viernes, 13 de noviembre de 2009

Recuerdos y recuerdos...


Que porquería sería la vida sin recuerdos. Levantarte cada día sin saber ni quien eres, ni donde estás, ni con quién vives. Eso realmente debe ser una situación incómoda. A veces nos ponemos a meditar sobre cosas que nos han sucedido y que nos parecen desagradables. Nos quejamos y lamentamos por lo que hemos hecho y dejamos de hacer, pero al menos, contamos con la memoria para traer al presente esas situaciones y en el caso de las personas más sensatas aprender de esas experiencias.

Está el lado bonito de la moneda... recordar tus amig@s de toda la vida, aquella fiesta inolvidable, aquellos viajes irrepetibles. ¿Qué decir de tu primer beso?, algún concierto memorable, esos libros inenarrables fuera de sus páginas, y todas esas experiencias que hacen que realmente valga la pena vivir.

En estos días una persona a la que quiero mucho sufre de un problema, que le hace olvidar las cosas y no reconocer la identidad de las personas que la queremos. Sumado a otros problemas físicos. Este post es mi manera de expresarle que sé, que ella es una persona fuerte y que saldrá adelante; para así seguir cultivando más recuerdos en su larga colección, y seguir formando parte de varios episodios que, estoy seguro, aun compartiremos. Para decirlo muy a su estilo: Que la enfermedad te valga madre, échale ganas, ¡¡a chingarle!!.

2 comentarios:

  1. ...que padre conocerle así...expresivo :)
    Ya lo había dicho, se ve que la abuela está hecha de buena madera...seguro le friega macizo!

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