lunes, 7 de septiembre de 2009

Y ora, ¿pa dónde?


Tarde lluviosa en Guadalajara. Mmmta madre, a ver si no se ceba el plan nocturno. La espera de un mes llegaba a su fin. Una vez más (como otras 16 anteriores...oficialmente) me disponía a hacer sufrir al pavimento con la furia de mis dos ruedas, mi córcel metálico estaba listo para sembrar el terror en la ciudad... o simplemente dar un paseo, como se le quiera ver. Era el día de un nuevo paseo nocturno en bicicleta, y yo estaría ahi.

Se empieza a juntar la gente en mi casa. Primero llega una amiga, nerviosa por ser una novata en estos menesteres, recibe palabras de tranquilidad y aliento de mi parte. La plática fluye, esperando a otro compañero de ruta que al fin llega. Listos, ¡vámonos!. Llegamos unos minutos después de la hora pactada, pero vaaamos, nunca salimos a tiempo, no hay problema. Avanzamos al punto de encuentro con otros miles de ciclistas. ¿Miles?, no veo a nadie... ah chingá ya se fueron, dice una voz desconocida por ahí. ¿Qué onda amigo, vamos a alcanzar a los demás?, dice una voz femenina, pues vamos, respondo. Comenzamos a acelerar en busca del contingente desalmado que nos abandonó a nuestra suerte. Somos una decena de ciclistas olvidados, dispuestos a todo. Gloria o muerte (que payasada, pero pues así suena más acá, ¿qué no?). En cuanto empezamos la persecución, encontramos una compañera que no nos dejará durante un buen tramo: el agua. Este líquido se encarga de ensuciarnos las espaldas y pantalones. A lo lejos divisamos a los puntuales; uy sí, muy chingones ahorita los alcanzamos. Acelero, de repente me siento solo... mi amiga queda esperando poder cruzar una avenida. Aguardo por ella, todos nos han rebasado, con excepción de una pareja de pseudo hippies-rastafari. Los cuatro nos disponemos a seguir nuestro camino, sorteando carros, autobuses que pasan cerca de nosotros, y el agua, bendita agua... que moja mi camiseta y pantalones por todos lados, líquido del mismo origen cae en mi cara; este paseo si que está poniendose divertido.

Kilómetros después, nos encontramos a dos compañeros más de ruta. Un señor risueño y un ruquito, que si no es su papá, mínimo si es su tutor. Encrucijada: ¿Ahora a dónde vamos?.. los rastafari agarran pa un lado, los ruquitos no se deciden. De buena onda me quedo esperando a la venerable senectud... valiendo... la parejita ya se peló, y ahora tengo a cargo a dos honorables señores. Al instante me entra un sentido paternal de no se donde, y voy preocupado por ir cuidando al anciano en su osadía ciclista, además del cansancio físico, ahora me preocupo por un desconocido,¡lo que me faltaba!. Calles obscuras en las zonas no tan exclusivas de la ciudad son nuestra escenografía. Calles y más calles son nuestros únicos acompañantes.

De repente, más ciclistas perdidos se nos van uniendo, poco a poco somos un grupo de mínimo veinte, y nadie se raja. La gente que nos ve nos grita y nos aplaude, nos dicen en donde andan los demás y aceleramos el paso... este paseito se esta tornando cansado, pienso, cuando a lo lejos, veo a todos los ciclistas puntuales y aburridos que siguen la ruta y un orden establecido. ¡Allá van!, les digo a unos cuantos de mis acompañantes... ¡Gracias Dios! grita por ahí un sombrerudo, y aceleramos, alcanzamos al contingente y lo celebramos; nuestro trabajo y sudor nos costó, espero el ruco aun siga vivo. El paseo sigue normalmente, llegamos al final de la ruta. Ahi nos encontramos con el pípila y la campana de la independencia, quienes entran a un concurso de disfraces, pero son vencidos por un Miguel Hidalgo de petatiux. Ni modo, you can't always get what you want, dicen los stones. Con esos rucos si habría estado chido andar pedaleando.

Fue una experiencia interesante, bicicletear por rumbos no tan conocidos de la ciudad, sin tener la certeza de a dónde ir. Charlar con personas desconocidas, como si tuvieras ya un largo tiempo de convivencia. Todo terminó con unos buenos tacos (para balancear la caloría perdida) y una buena charla. Cuenta regresiva para el siguiente paseo... me cae que ahora sí llego temprano.

Nota: Habiendo sido tan accidentado el trayecto de este mes, la foto anexada es de algún paseo anterior.

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